Semana 21: Día 141: En el fondo del camión

«En el fondo del camión, los melones se acomodan solos». Es un dicho que escuché una vez y se me quedó grabado. Claro que en realidad no se trata de un dicho, sino que es la sombra de uno. Quizá la verdadera frase decía que el camión estaba en marcha. Por ahí no lo aclaraba. Es difícil saberlo ahora, pero lo cierto es que la explicación es sencilla: estando en movimiento (y no quieto), las cosas se resuelven solas.

Con esta máxima me regí, y poniendo a mi cuerpo en marcha, eventualmente todo llegó. No es convertirse en una persona pasiva, sino todo lo contrario: hacer y después saber esperar.

Hoy entrené por primera vez, después de haber corrido el fondo de 40 km. Me sentí muy bien, aunque el calor convirtió a todo en una experiencia agobiante. Me sentí bien y muy seguro de mi estado físico. Pero (siempre hay un pero) aunque mi rutina haya mejorado y cambiado así, volví a dejar que la pasividad tome posesión y me encuentro, nuevamente, actualizando el blog a altas horas de la noche. Muchas veces me he quedado dormido mientras tipeaba, y al despertar aparecían misteriosos mensajes sin sentido. En otras ocasiones queda una letra presionada en el teclado, mientras mi cabeza cuelga a un costado. Cuando abro los ojos, en medio de la tortícolis, veo cómo un párrafo termina con un «eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee» repetido hasta el infinito.

Entonces, ¿es cierto que las cosas se acomodan solas? Sí. Y no. O sea, a veces sí, pero en absolutamente todos los casos hace falta nuestra intervención. Nada surge espontáneamente, ni nuestros sorpresivos fracasos como tampoco nuestros más anticipados triunfos.

En medio de este contexto en donde cualquiera diría «claro, el problema de este tipo es que hace mil cosas; entrena, escribe, trabaja», empecé un curso online de narrativa. Semana 52 me ha dado una práctica constante en el arte de escribir, y ya va siendo hora que pula el estilo. No sé cómo va a ser este seminario (de 12 meses), pero de momento estamos haciendo un cuento por semana (que no necesariamente tiene que ver con correr). Así que empecé un blog «hermano» de este, llamado 52 cuentos, en donde iré subiendo el material una vez que esté aprobado por la profesora del curso.

Tanto entrenar el cuerpo como la mente, requiere de un cierto compromiso. Hay que tener energía, ganas y tiempo. Lo demás vendrá solo… gracias a que en el fondo del camión, los melones se acomodan solos.

Publicado el 16 febrero, 2013 en Entrenamiento, Reflexiones y etiquetado en , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 4 comentarios.

  1. ja ja !! No…… el dicho no es asi…El dicho dice: » Cuando el carro anda, los melones se acomodan». Obviamente alude a que mantenerse en movimiento resuelve espontaneamente las cosas que se van presentando. Abrazo

  2. Sos lo más parecido a un ídolo que tengo, sabelo!

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